El término anacoluto se refiere a la ausencia de una consecuencia en el desarrollo de una expresión. Es un solecismo: un error sintáctico que implica una violación de las reglas del lenguaje.

Un anacoluto es un cambio en la estructura del discurso en medio de su desarrollo, que da lugar a una falta de coherencia. Suele ocurrir en el lenguaje coloquial, de forma inconsciente.

En este artículo de Estudiar Periodismo Online vamos a ver el significado de anacoluto. También expondremos algunos ejemplos de anacolutos dentro de la literatura.

Para terminar, hablaremos de la función del anacoluto en la literatura.

Anacoluto o solecismo se deriva de la palabra griega anakolouthos, que significa «falta de secuencia». Es un recurso literario estilístico que se define como una desviación sintáctica, una interrupción dentro de una frase de una estructura a otra.

En esta interrupción, la secuencia esperada de la gramática está ausente. El flujo gramatical de las frases se interrumpe para iniciar más frases.

Se emplea de forma intencionada, no intencionada o como figura retórica. En retórica, el anacoluto también se conoce como una figura de desorden en la que la sintaxis de una frase no se corresponde con lo esperado.

Sin embargo, no debe confundirse con el hipérbaton, que también implica un cambio en la posición normal de las palabras, frases y oraciones. Los anacolutos son la interrupción dentro de una frase de una construcción a otra en contra del orden lógico esperado de la frase. Este cambio puede producirse dentro de una frase o en la forma del tiempo.

Ulises (de James Joyce)

…. Podría haberlo traído en su desayuno a la cama con un poco de pan tostado siempre que no lo hiciera en el cuchillo para la mala suerte o si la mujer andaba rondando con los berros y algo rico y sabroso hay unas cuantas aceitunas en la cocina que le pueden gustar Nunca soporté su aspecto en Abrines Podría hacer la criada la habitación se ve bien desde que la cambié para otro lado ves algo me decía todo el tiempo que yo Tengo que presentarme sin conocerme de Adam, muy gracioso, ¿no?

Este es un ejemplo de anacoluto en el que el flujo de conciencia facilita su uso. Como los pensamientos no son coherentes y carecen de secuencia gramatical, hace que los lectores se detengan a pensar en el orden de las frases.

El Rey Lear (de William Shakespeare)

Me vengaré tanto de vosotros,
que todo el mundo lo hará, haré tales cosas,
cuáles son, pero no lo sé.

En el ejemplo anterior, el rey Lear habla de vengarse. Sin embargo, él mismo no sabe cómo se vengará, porque se encuentra en un estado mental confuso. Este fragmento puede considerarse uno de los buenos ejemplos de anacolutos, ya que hay una interrupción de una frase a otra, y dicha interrupción se hace para atraer la atención de los lectores.

Retrato de Mabel Dodge (de Gertrude Stein)

Una tabla que estaba seca no molestaba el olor a quemado y, en conjunto, era la mejor forma de sentarse, nunca podría tener todos los bordes que tenía la silla más grande…

En este caso, Gertrude se ha desviado de una frase a otra. Al principio, habla de un tablón y de su olor. Luego se añaden más frases, y el resultado es que se cambia el orden gramatical.

La morsa y el carpintero (de Lewis Carroll)

Ha llegado la hora -dijo la Morsa-
de que hablemos de muchas cosas:
de barcos… lacres… y zapatos;
de reyes… y repollos…
y de por qué hierve el mar tan caliente
y de si vuelan procaces los cerdos.

Aquí, la Morsa proclama a todas las ostras que escuchan que ha llegado el momento de hablar de muchas cosas. Tras su afirmación de que «el mar está hirviendo», hay una interrupción en el flujo gramatical de las frases mediante un cambio repentino y la inserción de conjunciones.

El uso habitual del anacoluto es imitar un pensamiento o discurso, y desplazar la información necesaria hacia el inicio de la frase. Se utiliza con frecuencia en escritos literarios y en discursos casuales. En la conversación casual, se utiliza de tal manera que la frase no se consideraría correcta gramaticalmente. En las obras escritas, sin embargo, se emplea para imitar el habla no gramatical, confusa e informal, y para llamar la atención de los lectores.

El anacoluto se utiliza mucho en poesía, obras de teatro y monólogos dramáticos. Además, esta técnica se adapta bien al estilo de escritura «stream of consciousness» (flujo de conciencia), que se planea para significar pensamientos próximos entre sí, porque los pensamientos no siempre son coherentes y apenas son gramaticalmente correctos.